Los Muiscas contaban con una organización política y social bien determinada en la que la cabeza principal del cacique era bicéfala y representada en el Zipa y el Zaque, luego de ellos aparecía la figura del Usaque, luego sacerdotes, guerreros y el pueblo con sus marcadas actividades económicas como agricultores, alfareros, orfebres, tejedores y comerciantes; estos últimos especializados en el intercambio de sal y otros productos mediante el trueque.
A la llegada de los españoles: La llegada de los españoles los
indígenas de “Cota” estaban sujetos al señor de “Bogotá” (deletreándolo, ya sea
“Vogotá” o “Uogotá” (Broadbent 1974); se diferenciaban de los demás cacicazgos
por el dominio de un territorio propio, la existencia de un “cacique” local,
varios “capitanes e indios principales” y una comunidad indígena tributaria.
Los Muiscas habían conformado cuatro “confederaciones” o “señoríos” o
“jefaturas” que los cronistas españoles llamaron “reinos”, independientes entre
sí; cada una administrada por un centro político superior, conocido por el
nombre del “pueblo” o “cacicazgo” donde tenía asiento: “Bogotá”, al sur del
altiplano; “Hunza”, al centro, y “Tundama” e “Iracá”, al norte. Las más
importantes eran las confederaciones de "Bogotá", gobernada por un
gran “señor” o “zipa” y la de “Hunza”, gobernada por un gran “Zaque”, quienes
sostenían un enfrentamiento militar por el predominio territorial.
La base de la
organización social muisca era el Clan o familia extensa, emparentadas por
vínculos consanguíneos y caracterizado por la exogamia. Los hijos heredaban por
línea materna, puesto que pertenecían a la comunidad de su madre.
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